Charcutería de Nalgas y Otras Exquisiteces
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Charcutería de Nalgas y Otras Exquisiteces
Thursday, April 16, 2009
Charcutería de Nalgas y Otras Exquisiteces
Grettel Singer
-Lo de siempre por favor. Cien gramos de glúteo menor y cincuenta de glúteo medio, con nervio y todo. Córteme el glúteo medio bastante fino, y el menor en tajadas ligeramente más gruesas, como para preparar bistec empanizado y que no se me desbarate en el sartén. Si tiene tendones, me llevo unos cuantos.
-¿Algo más?
-No gracias… ¿espere, qué es eso que tiene ahí?
-¿Ahí dónde?… ¿esto… el trozo de cuerpo cavernoso salcochado o el ahumado?
-No, no, lo que está entre la butifarra de capucha y el paté australianos de labios mayores… ¿Eso oscuro qué es?
-¿Los chicharrones de escroto?
-No, no, lo que está al frente.
-¡Ah, esto… es una delicadeza! Una nalga muy joven, de niña…
-¿De niña? -…
-¿Cuánto cuesta el kilo?
-Uf, bastante.
-¿Cuánto?
-Quinientos euros.
-¿Qué?
-Es una carne muy cara, es especial, tratada con los mejores cuidados, certificada orgánica, nutritiva, alimentada con una dieta vegetariana, criada en una de las más lujosas y prestigiosas estancias, para exigentes paladares. Es una nalga de nivel, de niña, oscura además, ya sabe usted, más jugosa. La gente paga lo que sea por una carne gourmet tan exótica, usted me comprende… además, esta es de afuera.
-¿Y eso, cómo se come?
-Como más le guste. Bien pueda prepararlo en salsa bechamel que es la gastronomía en boga del momento. Yo la prefiero asadita en un emparedado. Pan fresco, una rebanada de tomate, unas aceitunas, un poco de aceite oliva extra virgen en cada tapa del pan y dos lasquitas de carnita fresca. ¡Qué delicia!, para chuparse los dedos. Ahora, le digo una cosa: es imperativo la precisión al dar el corte, si se deposita exceso de fuerza en el cuchillo y falla la posición perfecta en diagonal, las lonjas de nalguita se desparraman y ya no es lo mismo, pierde sus delicados jugos y me atrevería a afirmar que el sabor se empobrece por igual.
-¡Vaya, qué complicado!
-Así es, así es. Toda carne depende mucho del filo que la atraviese. La carne se deben sajar en trozos finos y con un cuidado excesivo. Hay un montón de carniceros que están descuartizando este delicado platillo y no aprovechan la parte superior, la mejor parte. Fíjese si son desorientados que hasta la han llegado a vender en experimentos de fiambre y enlatados. No saben lo que hacen, ¡qué horror!
-¿Cuánto es lo mínimo que puedo comprar? ¿Podría darme diez gramos? Al menos así puedo probar un poquito.
-¿Diez gramos?… es muy poco, no, no se puede. No la abriré para venderle diez gramos. No sé si me comprende, pero esta es de primera, costosísima y debe mantenerse sellada al vacío. La abriré cuando alguien se decida a comprar la mitad o más del paquete. Lo que usted me pide es imposible. Una vez que le meta el primer corte hay que venderla en un día. Esta nalga no contiene ingredientes artificiales, ni aditivos químicos para extenderle el tiempo de vencimiento. Si quiere regrese más tarde, si ya he liquidado una cantidad numerosa, tal vez le pueda vender los diez gramos que me pide, pero ahora, en este momento, no va a poder ser.
-Ya veo. Gracias, igualmente pasaré por aquí luego, a eso de las seis o las siete. ¿Le parece?
-Ya veremos, ya veremos. Sino se lleva unas teticas frescas que llegan esta misma tarde, después de las tres, y son mucho más económicas.
-Sí, tal vez. A mi marido le gustan mucho, a mí no tanto, algo en la textura no me convence… me causa gran aversión… ¡y qué repugnancia después!, uno las repite todo el santo día.
-Bueno bueno, hasta luego.
-Adiós. Pero en la tarde, cuando la hembra regresó no aguantó la tentación, y gastó el salario de toda la quincena y parte de la próxima en un kilo de nalga orgánica de niña negra. Una carne importada, la más deliciosa, tierna y jugosa del mundo.
http://www.tumiamiblog.com/
Charcutería de Nalgas y Otras Exquisiteces
Grettel Singer
-Lo de siempre por favor. Cien gramos de glúteo menor y cincuenta de glúteo medio, con nervio y todo. Córteme el glúteo medio bastante fino, y el menor en tajadas ligeramente más gruesas, como para preparar bistec empanizado y que no se me desbarate en el sartén. Si tiene tendones, me llevo unos cuantos.
-¿Algo más?
-No gracias… ¿espere, qué es eso que tiene ahí?
-¿Ahí dónde?… ¿esto… el trozo de cuerpo cavernoso salcochado o el ahumado?
-No, no, lo que está entre la butifarra de capucha y el paté australianos de labios mayores… ¿Eso oscuro qué es?
-¿Los chicharrones de escroto?
-No, no, lo que está al frente.
-¡Ah, esto… es una delicadeza! Una nalga muy joven, de niña…
-¿De niña? -…
-¿Cuánto cuesta el kilo?
-Uf, bastante.
-¿Cuánto?
-Quinientos euros.
-¿Qué?
-Es una carne muy cara, es especial, tratada con los mejores cuidados, certificada orgánica, nutritiva, alimentada con una dieta vegetariana, criada en una de las más lujosas y prestigiosas estancias, para exigentes paladares. Es una nalga de nivel, de niña, oscura además, ya sabe usted, más jugosa. La gente paga lo que sea por una carne gourmet tan exótica, usted me comprende… además, esta es de afuera.
-¿Y eso, cómo se come?
-Como más le guste. Bien pueda prepararlo en salsa bechamel que es la gastronomía en boga del momento. Yo la prefiero asadita en un emparedado. Pan fresco, una rebanada de tomate, unas aceitunas, un poco de aceite oliva extra virgen en cada tapa del pan y dos lasquitas de carnita fresca. ¡Qué delicia!, para chuparse los dedos. Ahora, le digo una cosa: es imperativo la precisión al dar el corte, si se deposita exceso de fuerza en el cuchillo y falla la posición perfecta en diagonal, las lonjas de nalguita se desparraman y ya no es lo mismo, pierde sus delicados jugos y me atrevería a afirmar que el sabor se empobrece por igual.
-¡Vaya, qué complicado!
-Así es, así es. Toda carne depende mucho del filo que la atraviese. La carne se deben sajar en trozos finos y con un cuidado excesivo. Hay un montón de carniceros que están descuartizando este delicado platillo y no aprovechan la parte superior, la mejor parte. Fíjese si son desorientados que hasta la han llegado a vender en experimentos de fiambre y enlatados. No saben lo que hacen, ¡qué horror!
-¿Cuánto es lo mínimo que puedo comprar? ¿Podría darme diez gramos? Al menos así puedo probar un poquito.
-¿Diez gramos?… es muy poco, no, no se puede. No la abriré para venderle diez gramos. No sé si me comprende, pero esta es de primera, costosísima y debe mantenerse sellada al vacío. La abriré cuando alguien se decida a comprar la mitad o más del paquete. Lo que usted me pide es imposible. Una vez que le meta el primer corte hay que venderla en un día. Esta nalga no contiene ingredientes artificiales, ni aditivos químicos para extenderle el tiempo de vencimiento. Si quiere regrese más tarde, si ya he liquidado una cantidad numerosa, tal vez le pueda vender los diez gramos que me pide, pero ahora, en este momento, no va a poder ser.
-Ya veo. Gracias, igualmente pasaré por aquí luego, a eso de las seis o las siete. ¿Le parece?
-Ya veremos, ya veremos. Sino se lleva unas teticas frescas que llegan esta misma tarde, después de las tres, y son mucho más económicas.
-Sí, tal vez. A mi marido le gustan mucho, a mí no tanto, algo en la textura no me convence… me causa gran aversión… ¡y qué repugnancia después!, uno las repite todo el santo día.
-Bueno bueno, hasta luego.
-Adiós. Pero en la tarde, cuando la hembra regresó no aguantó la tentación, y gastó el salario de toda la quincena y parte de la próxima en un kilo de nalga orgánica de niña negra. Una carne importada, la más deliciosa, tierna y jugosa del mundo.
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Grettel- Invitado
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